Estoy comenzando de nuevo. Si, otra vez me estrellé contra el suelo.
Ver hasta donde mis pies me han llevado me da un gusto raro.
He perdido a tantas personas, como han llegado otras y si, no se muy bien cuando, pero también me dejé ir.
Aun estoy luchando por levantarme y moverme con los pies desnudos entre lo roto de ese cielo en el que nadie quiso pararse simplemente porque de él llovía sangre. y es que de haber podido elegir donde me hubiese perdido en el bosque de tus maravillas y desde ahí entonces partiría.
Partiría y lo haría ahí, marcando la cruz roja en tus hoyuelos para después dichosa descansar en el lado izquierdo de tu pecho, justo ahí encerrada en el tambor que marca el ritmo en mi canción. Entonces, y solo entonces sería prisionera en el marrón de tus ojos y armaría con mis brazos los muros de un hogar para que nadie jamás te vuelva a lastimar.
Sin embargo hay un problema, uno muy grande, pues no sé cómo podría yo correr hacia ti sabiendo que ya hace tiempo que te has marchado. ¿Cómo podría yo correr a tu lado si de mi vida te has esfumado?
Si, con la mente briaga de utopía tu escucharías la canción que deja mis labios cuando tu eres el sujeto hablado. El ir de nuevo a tu lado, el encontrarte sentado a por mi esperando no sonaría descabellado. Escuchar tus risas y compartir la vida volvería a ser el café en nuestros días y darte mis letras, darte mis labios; darte mi cuerpo y mejor dicho, toda yo solo para aportar una conclusión. Acompañarte en el llanto del cielo y sujetarte cuando vas cuesta arriba, darte color cuando se han desecho
tus matices y secarte el mar cuando el borde ya no pueda controlarlo... tantas cosas y todas las quiero a tu lado.
¿Por qué no me viste, cielo mío?
¿Por qué no me has elegido?
¿Por qué dejaste al descubierto el tesoro de tu ser?
¿Por qué?, si al final no me ibas a querer.
Me envolviste para amar tus partes, para amar tus carnes. Lo hiciste aún sabiendo que estábamos tan rotos, que en amar eramos unos tontos y es ahora que te has ido que me siento envuelta en un vacío ardido.
No se que hacer, no se como hablarle de nuevo al cielo.
Quiero que vuelvas y que seas mío. Que me hagas reír de nuevo y de vuelta yo a ti. Quiero sentir tus rayos de sol envolviendo mi piel de luna, quiero estar contigo y que estés conmigo.
Porque en el acto es así de complicado; porque en el acto es así de sencillo.

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